JESÚS M. ZÚÑIGA ROBLES – Torredembarra
Para hacer honor a su ahora principal característica, los incómodos, desagradables, dañinos y abundantes obstáculos que unos técnicos con muy poca imaginación han puesto por doquier, en aras de lo que llaman “movilidad sostenible”, con artilugios de la más variada índole y cuya principal finalidad es hacer la vida más incómoda para los vehículos. Pasos de peatones sobreelevados y lomos de asno con medidas exageradas y sin cumplir las normas de homologación existentes, bandas de goma innecesarias, etc.
Ahora las ambulancias necesitan más tiempo en su recorrido, causando además daños añadidos a los enfermos que transportan. Lo mismo los autobuses de transporte público, obligados a ir dando saltos continuamente.
Únicamente los badenes del tramo entre Estación y Sort, en Torredembarra, son algo aceptables. Pero los puestos entre Sort y Altafulla, o entre Clará y Creixell son excesivos e innecesarios.
Además, en estos dos últimos tramos, al incluirse el carril bici han estrechado la calzada de forma absurda sin aprovechar el gran arcén del lado contrario. Está bien que se disponga de un buen carril-bici, pero me permito recordar a quién corresponda que la antigua N-340 en Torredembarra, en lugar de tantos obstáculos, lo que necesita es aceras en los importantes tramos en que todavía no las hay, y que compartir el carril-bici con peatones es un peligro. Si para nuestros responsables de la tan manida movilidad el coche es el principal enemigo, podrían plantearse dejar de hacer coches en la Seat, por ejemplo.
Pues bien, como decía, Torredembarra y Altafulla se van a llamar ahora respectivamente Torrebaden y Altobaden, y van a hermanarse con Baden-Baden.
